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 Bizancio de J. SENDER

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Ferrolobo

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MensajeTema: Bizancio de J. SENDER   Bizancio de J. SENDER Icon_minitimeLun 1 Sep 2008 - 4:55

Bizancio de J. SENDER Bizancioalmogavaresmexios5
Ya os había hablado de la relación de Ramón J Sénder con México, si recordáis lo hice en este hilo
http://almogavares.ief.st/t646/muchas-gracias/
Bizancio de J. SENDER Ramonj10

No obstante he encontrado este interesante resumen de dicha novela

Bizancio (
Monólogos, cartas y crónicas nos presentan la ciudad de Constantinopla en 1302. Ochocientos almogávares, soldados del Alto Pirineo, catalanes y aragoneses, vestidos de pieles y abarcas, sobrios, disciplinados e implacables; son dirigidos por capitanes ricamente engalanados y sometidos todos a la autoridad de Roger de Flor, un hombre excepcional con un origen y un pasado apasionantes. Han llegado a Bizancio para servir bajo la bandera del rey Andrónico II Paleólogo y defenderle de los constantes y cada vez más arriesgados ataques turcos.
Roger de Flor, siempre acompañado por sus leales Aonés, Arenós y el cronista y poeta Muntaner, es rápidamente elevado al rango de “megaduque” y recibe la ofrenda de la mano de la princesa María, sobrina del monarca e hija, a su vez, del Kan de Bulgaria. El líder almogávar recibe así tributos exagerados para ganarse una lealtad sin medida, lo cual produce la envidia y la disensión de muchos otros que comienzan a ser sus rivales, entre los cuales destaca el príncipe heredero Miguel.
Las tropas hispanas se alojan en el barrio de Blanquerna, cerca del de Pera, que guarda a los genoveses. Constantinopla, por entonces, es una inmensa urbe con decenas de razas y culturas, sede de ocultas peleas dinásticas y rivalidades religiosas –iconódulos frente a iconoclastas-, hogar del lujo más exquisito y el protocolo más elaborado; todo un contraste ante la sobriedad de los almogávares.
La capital el imperio bizantino, heredero de la antigua Roma, es también lugar de molicie y descanso que no pueden ser comprendidos por la aguerrida infantería pirenaica, cuya inacción temporal les lleva a arrasar a los soldados genoveses, dejándoles miles de muertos.

No obstante, nada es esto comparado con la campaña que iniciarán contra los turcos, a quienes derrotan primero en Artacio al grito, ya legendario, del “desperta, ferro”. Tras un descanso en Cízico, los almogávares luchan luego contra sus propios aliados alanos y bizantinos. Siguen victorias ante los otomanos en Karman y en Culla, les arrasan en Caria. Pasan el invierno en Magnetio, acompañados de las tropas de refuerzo de Rocafort y del noble Berenguer de Entenza. Pero sus triunfos son contemplados en la capital por ojos celosos y vengativos.
Roger de Flor es convocado a la corte del rey, adonde acude acompañado de cientos de compañeros. Todos son agasajados, engañados y asesinados. A partir de entonces los almogávares se convierten en una fuerza sin líder, imparable y vengativa, que arrasa Mármara en 1304 y se defenderá en Gallípoli, aniquilando Tracia y Rodesto; no dejan a salvo ni las momias de los difuntos. Comienzan a llamarse a sí mismos “francos”, libres; les acompañan sus valerosas y luchadoras mujeres que se enfrentarán con uñas y dientes al genovés Spínola. Incluso son tentados por los turcos para hacer causa común contra la traidora Bizancio.

Protagonista grandiosa y trágica de la historia será también María, viuda de Roger de Flor, ambicionada por todos, identificada en cuerpo y alma con su causa.
Finalmente, los aguerridos soldados deciden abandonar el territorio de oriente, retirándose orgullosos, entre burlas y desprecio, las murallas de Tesalónica.
(Juan Manuel Ojembarrena)
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